La persona que creó el tiempo

“How did it get so late so soon? It’s night before it’s afternoon. December is here before it’s June. My goodness how the time has flewn. How did it get so late so soon?” Dr. Seuss

Un día, la persona que creó el tiempo se levantó y comunicó al resto de la población que habían 12 meses en el año, cada mes iba a tener 4 semanas, cada semana 7 días y cada día 24 horas. No sabía qué significaba nada de todo eso, pero decidió que el mundo iba a ser mucho más fácil si podíamos medir lo que hacíamos, así que inventó números y le puso nombre a las cosas.

La persona que creó el tiempo quería saber cuántas horas pasaba charlando con sus hijos, cuántos minutos duraba su película favorita, si tardaba más en auto o en colectivo para llegar a la casa de su mejor amigo. Todo el mundo pareció adaptarse rápidamente, y en cuestión de semanas, todos aplicaron el tiempo en su vida diaria.

Los años, de 365 días, (o algunos de más, ese fue un detalle que inventó para agregarle diversión) fueron pasando, y esta persona estaba orgullosa de su creación. Sin embargo, encontró un problema: no tenía manera de frenar eso que llamó tiempo. Se encontraba a la noche pensando cómo hacer para arrancar las agujas de los relojes y pedirles por favor que frenaran. Empezó a compararse con los demás, quién gastaba mejor su tiempo y quién lograba hacer más cosas en la misma cantidad de años, horas, minutos o segundos.

Se dió cuenta que los años pasaban y pasaban, y no tenía forma de pedirles que se quedaran un ratito más, o que se vayan más rápido cuando no habían sido tan buenos.

Sentía que estaba corriendo detrás de algo que no existía, y sus piernas no iban a aguantar mucho más. Hasta que un día, en un acto de desesperación, casi por accidente, inventó un truco: miró a su alrededor, se sacó el reloj de la muñeca y dejó que las cosas existieran frente a sus ojos. Solo en ese momento, cuando dejó de intentar controlarlo todo, sintió que el tiempo se frenaba.