Mirá cómo nos ponemos/ 11.12.2018

Hoy me levanté pensando. Como siempre. Pero hoy mis pensamientos estaban llenos de angustia, de bronca, de enojo, de cansancio. Me levanté pensando en Thelma, en Lucía, en Micaela y en tantas otras de las que hoy no conocemos su nombre.

Me levanté pensando en cómo podemos vivir en una sociedad en la que existan hombres que realmente piensen que tienen permitido ser dueños del cuerpo y de los genitales de una mujer. En una sociedad en la que sigamos, tanto mujeres como hombres, permitiendo que ocurra eso. En un mundo en el que consiguen empleo violadores, abusadores y acosadores que salieron impunes de su crimen, y las mujeres embarazadas no.

En una sociedad en la que existe gente tan ahogada en su cinismo que decide no creerle a una mujer que denuncia a su abusador, y, en cambio, prefiere seguir dándole protagonismo a un hombre que no merece ni siquiera un lugar en la sociedad.

Cuando decidimos no creerle a una víctima, hay una chica escuchándonos que hoy, por lo menos, va a permanecer callada. Vos, que preguntás por qué tardó tanto en denunciar. ¿Alguna vez pensaste por qué era? No denuncian por miedo a que les pase lo mismo; por miedo a que incluso su familia la etiquete de loca, histérica, exagerada, vengativa. Y, lo peor de todo, es que en el momento que decidimos hacer callar a una víctima, hay un abusador que sale impune. ¿Podés vivir con eso? Porque yo no.

Vivimos en una sociedad en la que todos los días una mujer se queda callada por miedo. Pocas veces la gente se indigna. Pero ahora ya estamos cansadas.

Estamos cansadas de tener que seguir soportando todo eso. Estamos cansadas de llorar por una compañera. Estamos cansadas de ser excluídas, ninguneadas, ignoradas.

Estamos cansadas de tener miedo. Cansadas de temblar ante el solo hecho de pensar en estar solas a la noche. Cansadas de tener que cambiarnos el short porque el que nos pusimos es corto y nadie sabe qué puede pasar. Cansadas de tener que avisar que estamos vivas. Cansadas de tener la música fuerte para no escuchar lo que nos gritan.

Cansadas de tener miedo a subirnos a un taxi, a caminar dos cuadras de noche, a abrirle la puerta a un desconocido, aunque sea simplemente el que te entrega el delivery.

Por eso decimos BASTA. Basta de impunidad. Basta de abusos. Basta de callar a las víctimas. Basta de chistes machistas. Basta de reírse de los miedos de las mujeres. Basta de comentarios desubicados por parte de nuestro jefe, nuestro amigo, nuestro vecino o nuestro tío. Basta de golpes. Basta de muertes.

Hoy te lo digo a vos, Darthés. Pero esto es para todos los que alguna vez sintieron ese poder sobre algo que no es suyo y nunca va a ser suyo, que es la libertad de una mujer: MIRÁ CÓMO NOS PONEMOS.